Aprendizaje y enseñanza en la pandemia: Ideas y consejos para educar en casa
¿Te has preguntado cómo podemos adaptar la educación a nuestro hogar durante el aislamiento por el coronavirus? Pues tengo la respuesta para ti! He visto una charla TED fascinante sobre este tema y te voy a contar todo lo que he aprendido.
La ponente, Meli, es una bióloga especializada en educación. Tiene un doctorado de la Universidad de Columbia y es profesora y investigadora
Hace unos días tuve la oportunidad de ver una charla TEDx muy interesante impartida por Melina Furman, en la que hablaba sobre las lecciones que podemos aprender de esta situación educativa global en la que nos encontramos debido a la pandemia. Aunque no elegimos estar en este escenario, hay aspectos importantes que podemos aprovechar y aplicar en el futuro de la educación.
La urgencia de probar nuevas formas de enseñar
Uno de los puntos destacados por Furman es que, por primera vez, todos los docentes del mundo se enfrentan a la necesidad imperiosa de probar nuevas formas de enseñar. La innovación educativa es un tema recurrente desde hace tiempo, pero solía suceder aisladamente y cada uno a su propio ritmo. Sin embargo, debido a esta emergencia global, todos hemos tenido que dar un enorme paso adelante y rediseñar nuestras clases para adaptarnos al aprendizaje a distancia.
En este proceso, nos hemos dado cuenta de que no tenemos que reinventar la rueda. Existen muchas herramientas disponibles como vídeos tutoriales, libros en línea, plataformas remotas y redes sociales que nos permiten seguir enseñando y mantenernos conectados con nuestros alumnos y sus familias. Lo interesante es que una vez probadas estas estrategias, comienzan a formar parte de nuestra caja de herramientas pedagógicas.
Es cierto que puede resultar frustrante tener que adaptarse tan rápidamente y enfrentarse a dificultades técnicas o metodológicas; sin embargo, también estamos aprendiendo junto con nuestros alumnos. Nos estamos animando a probar nuevos métodos tanto en el sistema formal como en otros ámbitos, donde profesores de distintas disciplinas están enseñando en línea lo que saben, desde clases de yoga hasta talleres de tejido. Incluso personas con vocación docente se están animando a compartir su conocimiento, como ese señor mayor que empezó a mostrar cómo usar la computadora para hacer trámites bancarios a personas de su edad. Estamos aprendiendo en comunidad.
La importancia de cambiar nuestra forma de utilizar el tiempo
Otra reflexión interesante que plantea Furman es la importancia del cambio radical en la forma en que utilizamos nuestro tiempo para aprender. En una investigación realizada el año pasado sobre la escuela ideal, los adolescentes mencionaron una y otra vez que les gustaría tener espacios para elegir qué aprender, cuándo y cómo.
En estos días hemos visto cómo muchas familias han descubierto que los chicos aprenden mejor cuando pueden organizar sus propios tiempos. Algunos estudian más por la noche, otros empiezan por las materias que más les interesan o se conectan con sus compañeros para realizar tareas juntos. También buscan vídeos en la web para profundizar temas o aprender algo nuevo por su cuenta.
Este descubrimiento nos ayuda a repensar la educación hacia adelante y nos muestra que esos momentos de autonomía pueden combinarse con instancias colectivas donde todos trabajemos juntos. Además, nos hace reflexionar sobre la importancia de enseñar a los niños desde temprana edad a organizar su tiempo y gestionar sus tareas, desarrollando habilidades metacognitivas necesarias para aprender a aprender.
La valoración de la escuela como espacio fundamental
Por último, Furman plantea una pregunta muy interesante: ¿qué sucede cuando no tenemos un lugar físico al que ir a estudiar? La cuarentena nos ha hecho darnos cuenta del verdadero valor de la escuela y del enorme trabajo que los docentes realizan todos los días. Cuando los niños no pueden asistir a la escuela, se hacen más evidentes las desigualdades existentes en los hogares.
No se trata solo de tener acceso a una computadora o a internet, sino también de contar con un lugar tranquilo para estudiar, alguien a quien preguntar y el tiempo necesario para realizar las tareas escolares. La escuela, durante unas horas al día, pone en pausa esas desigualdades y garantiza que todos los niños tengan la oportunidad de aprender.
Esta pandemia está haciendo más visibles que nunca estas diferencias sociales y económicas. Como educadora, me preocupa cómo continuará todo esto en el futuro y qué quedará de lo aprendido durante este periodo de cuarentena. Sin embargo, creo firmemente que esta crisis puede ser una oportunidad para explorar nuevas formas de enseñar y replantear nuestro sistema educativo.
Aunque vivimos tiempos difíciles e inciertos, hay lecciones valiosas que podemos extraer de esta situación educativa global impuesta por la pandemia. La urgencia nos ha llevado a probar nuevas formas de enseñar y aprender, utilizando herramientas tecnológicas disponibles. También hemos descubierto la importancia de permitir a los estudiantes organizar su tiempo y elegir qué aprender. Y finalmente, nos hemos dado cuenta del valor fundamental de la escuela como espacio que garantiza el aprendizaje para todos.
Espero que cuando todo esto pase, podamos llevar con nosotros los tesoros que hemos encontrado en medio de esta crisis. Que las ganas de explorar nuevas formas de enseñar y aprender en comunidad se conviertan en parte esencial de nuestra educación. A pesar de las dificultades, confío en que esta situación nos ayude a construir una educación más inclusiva y equitativa.