Cómo contribuir a un mundo más sostenible: educando para la incertidumbre
Conocí a Sharon Music en una TED Talk sobre sostenibilidad en Latinoamérica. Su ponencia inspiradora me motivó a escribir este artículo para compartir todo lo que aprendí y poder generar un impacto positivo en el mundo. ¡Sigue leyendo y descubre cómo contribuir a un mundo más sostenible!
Imagínense que estamos en el año 2030, a solo 11 años de ahora. Los niños que están en primer grado estarán entrando a su edad adulta y algunos adultos más experimentados estarán jubilándose. Pero, ¿qué tal el resto de nosotros? ¿Cómo serán nuestros trabajos en 11 años?
Espero que al pensar en esta pregunta todos hayan incorporado la tecnología en su visión del futuro, porque esta avanza cada vez más rápidamente y es absorbida por todas las áreas de nuestras vidas. Estamos viviendo lo que hoy se conoce como la cuarta revolución industrial.
La automatización y el desplazamiento laboral
Uno de los temas que causa más ansiedad cuando hablamos de este futuro tecnológico es la automatización de actividades y procesos, y el posible desplazamiento de las personas que actualmente cumplen con esos trabajos. Según un estudio realizado por McKinsey, para el año 2030, 1 de cada 6 personas podría perder su trabajo debido a la automatización.
Este estudio indica que hasta 800 millones de trabajos podrían perderse alrededor del mundo debido solo a las tecnologías que ya han sido probadas. Hoy en día ya podemos ver ejemplos claros de cómo este desplazamiento podría ocurrir: fábricas automatizadas, restaurantes con pedidos automáticos, aeropuertos sin personal humano, bancos sin cajeros.
Pero muchas veces nos cuesta entender la velocidad a la que estos cambios se dan y nos cuesta creer que realmente podrían impactarnos a nosotros mismos. Lo cierto es que para seis de cada diez profesiones, al menos un tercio de las actividades ya son automatizables.
El valor de la creatividad y la detección de emociones
A pesar de los posibles desafíos que trae consigo la automatización, también existen beneficios. Las mejoras en eficiencia son muy importantes para impulsar la economía mundial. Sin embargo, para seguir agregando valor en la economía del futuro, tenemos que enfocarnos en fortalecer aquellas capacidades que son más difíciles de automatizar.
El mismo estudio realizado por McKinsey indica que capacidades como la creatividad y la detección de emociones son parte fundamental de la experiencia humana y también son difíciles de automatizar. Esto es una buena noticia, ya que indica que en el futuro podríamos tener una mayor cantidad de trabajos significativos donde la automatización se encargue de las tareas más repetitivas y rutinarias, permitiéndonos enfocarnos en tareas que requieren creatividad y habilidades emocionales.
Por ejemplo, un asesor financiero podría pasar menos tiempo analizando datos y haciendo cálculos, y más tiempo entendiendo las necesidades de sus clientes y ofreciendo opciones creativas.
La falta de desarrollo de habilidades creativas
Sin embargo, actualmente nuestro sistema educativo se enfoca mucho más en desarrollar habilidades lógicas y analíticas. Tenemos muy poca práctica utilizando nuestra creatividad. En Estados Unidos, solo el 4% de las actividades laborales requieren creatividad a un nivel medio.
Todos hemos nacido con una enorme capacidad lógica-creativa, pero en la escuela nos han enseñado a buscar la respuesta correcta y esa necesidad constante de evaluar nos ha inhibido nuestra naturaleza creativa. En Costa Rica, tenemos un obstáculo adicional que interfiere con la creatividad: la penalización del fracaso y el miedo al fracaso.
El miedo al fracaso es el principal culpable de frenar la creatividad y la innovación. Por definición, la creatividad y la innovación están atadas a situaciones ambiguas con resultados desconocidos que dependen de la experimentación y del error para evolucionar. Estos errores o fracasos son fuentes principales de aprendizaje.
Desafortunadamente, como sociedad no reconocemos al fracaso como una fuente de aprendizaje, sino más bien lo vemos como algo a evitar a toda costa. Somos una cultura adversa al riesgo y preferimos mantenernos en nuestra zona de confort.
Pensamiento y acción emprendedora
Entonces, ¿qué podemos hacer con esto? ¿Cómo podemos encender nuestra creatividad si el programa que teníamos instalado cuando éramos niños ya se ha borrado?
Hoy quiero presentarles un abordaje que promueve la creatividad y es 100% enseñable: el pensamiento y acción emprendedora. No hablo solo de crear empresas nuevas, sino de pensamientos y acciones que nos ayudan a abrazar la incertidumbre en vez de evitarla, que nos ayudan a buscar acciones inteligentes sobre el planeamiento.
Este abordaje representa una nueva manera de ver la vida y una nueva manera de abordar los problemas e incertidumbres. La Universidad de Babson, líder mundial en temas de emprendimiento, ha identificado seis elementos fundamentales para poner en práctica el pensamiento y acción emprendedora:
- Tener deseo: cualquier acción emprendedora nace del deseo de crear algo y ver cómo una idea se vuelve realidad.
- Comenzar con los medios a nuestro alcance: lo importante es empezar con lo que tenemos, no con lo que creemos que vamos a necesitar.
- Pagar solo lo que estamos dispuestos a perder: si sabemos cuánto estamos dispuestos a perder y nuestras acciones no sobrepasan esto, eliminamos el riesgo y retomamos el control.
- Inscribir a otros en el viaje: la colaboración y la co-creación son esenciales. Compartir con otros ayuda a validar nuestras ideas y aumenta nuestra base de recursos.
- Tomar pequeñas acciones: no hay necesidad de analizar todo hasta la muerte o desarrollar un plan estratégico perfecto. Tomar una pequeña acción para empezar es suficiente.
- Reflexionar y construir sobre lo aprendido: cada acción aporta un aprendizaje que suma al proceso. Es importante celebrar cada uno de estos aprendizajes, incluso cuando están disfrazados de fracasos.
Estos pasos se repiten una y otra vez y son escalables. Esta metodología desarrollada en Babson ha sido adoptada por el Colegio Lincoln para fortalecer el pensamiento y acción emprendedora en sus estudiantes. Han capacitado al cien por ciento de sus profesores para aplicarlo en todos los grados y en todas las áreas de la educación.
El pensamiento y acción emprendedora se promueve tanto dentro de las aulas como en los deportes, las artes y las actividades extracurriculares. Están fomentando un emprendimiento de todo tipo que representa un nuevo abordaje a la educación en el colegio.
Ejemplos exitosos del pensamiento emprendedor
Existen grandes ejemplos de cómo los estudiantes pueden utilizar esta metodología. Por ejemplo, algunos estudiantes se dieron cuenta de que se desperdicia comida en perfectas condiciones en escuelas, hoteles, restaurantes y otros lugares mientras hay personas con hambre en Costa Rica.
Descubrieron que uno de los problemas principales es que nuestras leyes actuales no permiten a estas organizaciones donar comida sin exponerse a demandas si hubiera algún problema con ella. Entonces, tomaron acciones pequeñas hasta presentar un nuevo proyecto de ley en la Asamblea Legislativa que les permita donar comida sin miedo a represalias o demandas.
Otro ejemplo es el trabajo realizado por emprendedores junto al Ministerio de Educación Pública para desplegar un currículum de emprendimiento en 130 escuelas rurales del país. Estos ejemplos deben expandirse a todas las escuelas para que todos los niños tengan la oportunidad de aprender a colaborar con otros, desplegar su creatividad, tomar acciones pequeñas para convertir sus ideas en realidad y aprender del fracaso.
La importancia del fracaso
Aquí quiero agregar un tema adicional que es muy importante. Siempre que hablamos de emprendimiento, innovación y futuro del trabajo, también hablamos sobre STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Estas materias son fundamentales para la innovación y el desarrollo tecnológico.
Sin embargo, es crítico entender que lo importante no es graduarnos como más ingenieros o científicos de la computación. Lo importante es acercar estas materias a todas las carreras. Nuestros criminólogos deben saber sobre seguridad cibernética, nuestros agrónomos deben saber manejar drones.
Combinar el conocimiento de estas materias con la experiencia en pensamiento y acción emprendedora permitirá a los jóvenes aprovechar la tecnología y aplicarla de manera creativa a sus áreas de expertise y a cualquier problema que quieran solucionar.
El desafío
Los retos están ahí, ¿están listos? Enseñen a los niños y jóvenes que el fracaso es un componente crítico del éxito. No tengan miedo cuando cometan errores. La próxima vez que organicen un evento en la oficina, pidan que todos compartan su mayor fracaso y aprendizaje en la ronda de introducciones.
Apoyen a sus colaboradores si tienen una idea con la cual quieren experimentar. Y sobre todo, apropiémonos todos de esta frase: “Falla a menudo para que puedas tener éxito más pronto”.
A medida que avanzamos hacia el futuro tecnológico del año 2030, es importante reconocer los desafíos y oportunidades que la automatización trae consigo. Si bien existe la posibilidad de desplazamiento laboral, también hay espacio para el crecimiento de trabajos significativos que requieren habilidades humanas únicas, como la creatividad y la detección de emociones.
Para enfrentar estos cambios, es fundamental promover el pensamiento y acción emprendedora. Este enfoque nos ayuda a abrazar la incertidumbre, tomar acciones inteligentes y aprender del fracaso. Además, debemos acercar las materias STEM a todas las carreras, combinando conocimiento técnico con creatividad y habilidades emprendedoras.
El futuro está en nuestras manos. No tengamos miedo de innovar, colaborar y fracasar. Celebremos cada aprendizaje y utilicemos nuestra creatividad para resolver los problemas del mundo.
Muchas gracias.