Descubre cómo el baile puede ser tu escape ante la ansiedad
Descubre cómo el baile puede ser una poderosa herramienta para enfrentar la ansiedad en la inspiradora charla TEDx de Camila Yánez, una apasionada bailarina de danza árabe.
Hace dos años, me desperté un lunes con un fuerte dolor de cabeza en la parte izquierda. Pensé que era una de esas migrañas a las que estoy acostumbrada desde los 10 años. Como siempre, me levanté cansada para ir al colegio y me sorprendió descubrir que mi primera clase no era una de mis materias favoritas, matemáticas. A pesar de considerarme pésima en esta asignatura, logré resolver unos problemas sumamente fáciles y los entregué primero. Sin embargo, después de eso noté algo extraño en mi cuerpo: mis manos temblaban.
En ese momento tuve una pregunta para todos ustedes: ¿alguna vez han sentido este tipo de dolor de cabeza debido a una carga absurda de deberes y trabajos? ¿El dolor de estómago antes de dar una prueba? ¿El temblor en la voz y las manos al hablar frente a un público o al recibir un mensaje o entregar un simple trabajo importante? Yo sí lo he sentido, y esto es lo que yo llamo ansiedad.
No hablo aquí sobre una ansiedad patológica, sino más bien sobre esa ansiedad en la cual siento que estoy montada en una gran montaña rusa sin querer estar allí y sin poder bajarme. Sé que la ansiedad se manifiesta de diferentes maneras en cada persona. En mi caso particular se presenta como dolor de espalda acompañado por dolores en los hombros, migrañas y el temblor en la voz y las manos que algunos pueden haber notado.
La danza como escape
Desde los 3 años comencé a adentrarme en el maravilloso mundo de la danza. Antes de contarles mi historia, quiero compartir dos cosas importantes que he descubierto a lo largo de mi vida. La primera es saber que no soy la única persona que se ha sentido así y que no lo seré. La segunda, y citando a Nietzsche, es que “la vida sin música sería un error”, y mi música es mi danza.
A lo largo de los años he bailado ballet, salsa, flamenco y danza folklórica hasta llegar al día de hoy para presentarme ante ustedes con la danza milenaria del vientre. No hay antecedentes precisos sobre sus orígenes, pero se dice que comenzó alrededor del año 1200 antes de Cristo. Lo más fascinante de esta danza es su trascendencia a lo largo del tiempo.
Asocio la coreografía con la vida misma y el público con esa ansiedad de la cual les he hablado anteriormente. Es como si nuestra coreografía fuera presentada frente a un público y ese mismo público pudiera representar esa ansiedad o ciudad en la cual me encuentro montada en esa montaña rusa.
La evolución constante
Cuando pienso en cómo empezaron estas mujeres a bailar esta danza tan sencilla, con el cabello suelto, pies descalzos y una simple tela alrededor de sus caderas, me doy cuenta del camino recorrido. Esta tela fue evolucionando con el tiempo: desde cómo las mujeres recolectaban monedas bordándolas como símbolo de sus ganancias hasta cómo asociamos nuestras propias victorias en la vida.
Es importante tener en cuenta que la vida y el arte no son solo una batalla diaria, son mucho más que eso. Lloros, miedos y gritos forman parte de este proceso. Y aquí es donde los gritos se vuelven especialmente importantes, porque a veces gritar significa liberarse del estrés.
El “sag haré dos a gary” era originalmente un grito de guerra, pero para mí significa mucho más. Es expresar nuestros sentimientos de alegría, tristeza, miedo y éxito. A veces es un saludo y otras veces es una despedida.
Somos los bailarines de nuestros propios sueños
Como acabamos de ver, como Einstein decía: “Nosotros somos los bailarines de nuestros propios sueños”. Pero hace algún tiempo alguien me dijo: “Camila, ¿qué tal si tu vida fuera como las coreografías que vemos en Broadway?”. Me gustaría decirles que no es tan fácil como parece.
Todas esas coreografías requieren tiempo y un proceso arduo lleno de lágrimas, sudor y miedos. Cuando empecé a bailar mi meta era simplemente poder mover las caderas como Shakira. Pero descubrí que no era tan sencillo; debía aprender a disociar mi cuerpo, mover el torso sin mover la cadera o mantener los brazos arriba mientras sonreía y bailaba al mismo tiempo.
Hoy no puedo asegurarles que nunca más sentiré ansiedad ni miedo. Siempre habrá una persona, una circunstancia o incluso un simple mensaje que nos haga sentir amor, tristeza o estrés. La ansiedad es una ciudad en la que me encuentro, pero también es algo que he aprendido a tomar como mi amiga. Me impulsa a seguir yendo a mis clases de danza árabe, incluso cuando siento vergüenza.
Me di cuenta de que el bailarín nunca será vulnerable frente a un público que no conoce su coreografía. Puede que haya cometido errores en el pasado, algunos pueden haberlos notado y otros no. Pero seguí adelante y lo único que puedo decirles es que he decidido seguir bailando frente al público, sin importar quiénes sean o cómo me vean.
Encuentra tu arte
Así como yo encontré mi arte en la danza, espero que ustedes encuentren el suyo. Ya sea cantar, bailar, escribir poesía o dibujar; hay un mundo lleno de posibilidades esperándolos. No se queden esperando para encontrar su arte y seguir moviéndose hacia adelante.
A lo largo de esta charla hemos explorado cómo la ansiedad puede manifestarse en diferentes formas en cada persona. He compartido mi experiencia personal con la danza árabe como una forma de escape y superación de esa ansiedad. A través del baile he aprendido a enfrentarme a mis miedos y continuar avanzando hacia mis sueños.
No podemos evitar sentir emociones negativas como el estrés o la ansiedad en ciertas situaciones de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, podemos encontrar formas creativas de canalizar estas emociones y convertirlas en algo positivo.
Cada uno tiene su propio arte, su propia forma de expresión. Encuentra lo que te apasiona y no tengas miedo de mostrarlo al mundo. Recuerda que somos los bailarines de nuestros propios sueños y solo nosotros podemos crear la vida que queremos vivir.
Así que, ¿qué estás esperando para encontrar tu arte y seguir moviéndote hacia adelante?