Descubre cómo Romina cambió su vida y la de su familia a través de las finanzas en familia

¿Conoces las charlas TED? Hoy te contaré sobre una extraordinaria charla donde Romina comparte su experiencia tras un accidente que cambió su vida hace 10 años. Descubre cómo replanteó la educación financiera y la importancia del aprendizaje a cualquier edad. ¡Te sorprenderás!

Imagínate que hoy tienes un accidente de tránsito y no sobrevives. ¿Qué tienes para dejarle a tus hijos? Nosotros sobrevivimos hace 10 años en esta misma fecha. Estábamos internados como familia por un grave accidente de tránsito que tuvimos en otra ciudad. Cuando llegó la hora de volver, nos dijeron que no nos iban a dar el alta, sino que teníamos que conseguir dos ambulancias y un hospital en nuestra ciudad para recién ahí volver y recibir el alta.

Empezamos a hacer las gestiones con la obra social, pero no estaban dispuestos a pagar por las dos ambulancias. Por otro lado, no había ningún hospital que nos recibiera porque decían no tener la complejidad necesaria para atendernos. En ese momento de impotencia y desesperación, tuve una sensación muy fuerte de falta de libertad, libertad de decisión.

Las cosas se resolvieron y pudimos volver a nuestra ciudad, pero esa sensación nunca me la quitaré. Días más tarde, ya en casa y más tranquilos, empezaron las reflexiones: ¿para qué? ¿Para qué trabajamos? ¿Por qué quería un auto 0km? Qué hubiera pasado si mi familia no sobrevivía o si mi marido y yo no sobrevivíamos; ¿qué hubiéramos tenido para dejarle a nuestros hijos?

En ese momento teníamos una hipoteca y un auto 0km destrozados económicamente hablando. Para nuestros hijos solo teníamos deudas. Ahí dije algo vengo haciendo mal o todo vengo en inercia financiera y decidí ponerme en marcha para que eso nunca más me volviera a pasar, para nunca más llegar a un punto en el que podría haber dejado a mis hijos sin nada.

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Empecé a buscar en internet todo lo que tuviera que ver con finanzas personales y entre otras cosas me encontré con un libro de Robert Kiyosaki. Habla acerca de tres cosas que me llamaron mucho la atención: la primera, hacer trabajar por nosotros nuestro dinero en lugar de trabajar por dinero y la libertad que esto traía. Ahí me cayó la ficha, eso era lo que veníamos haciendo mal.

Si nosotros durante el accidente hubiéramos tenido nuestro dinero trabajando para nosotros, otra hubiera sido la historia. Otro hubiera sido el apuro para volver a nuestras obligaciones laborales, otras hubieran sido las preocupaciones. En ese momento no solo habían sido de salud sino también de dinero. Otra hubiera sido la libertad para decidir.

Las otras dos cosas que decía este libro eran modificar nuestras palabras acerca del dinero, sobre todo con nuestros hijos, y transmitir estas cosas a ellos. Ahí entendí que aprender juntos con nuestros hijos en familia sobre el dinero era mejor que cualquier herencia monetaria que pudiéramos dejarles.

En ese momento, nuestros hijos tenían 3, 5 y 7 años. Decidimos incorporar estas enseñanzas por medio de juegos como Monopoly o visitas más conscientes al supermercado. Con el tiempo decidimos mostrarles nuestros números financieros, aunque estuvieran rojísimos.

Mostrarles nuestros números fue un antes y un después. Nos convirtió en aliados y lejos de transmitirles preocupación, lo que pasó en ese momento fue que ellos nos contagiaron su tranquilidad. Con el tiempo, encontramos a autores como Team Ferriss, Surgen Clarín, Los Minimalistas y Yo Soy Ryan, entre otros.

Estos autores reafirmaban estas ideas de hacer trabajar por nosotros nuestro dinero, automatizar y hablar con nuestros hijos sobre estas cosas. Durante mucho tiempo creí que todas estas cosas de finanzas personales para los jóvenes, sobre todo, tenían que ser enseñadas en el colegio.

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Pero después me di cuenta de que si nosotros somos sus primeros maestros y los más importantes, y sin ser psicomotricistas les enseñamos a caminar o sin ser fonoaudiólogos les enseñamos a hablar; ¿en un mundo que se mueve por dinero no le vamos a enseñar nada de finanzas personales?

No necesariamente a ganar dinero sino aprender juntos a retenerlo, gestionarlo e invertirlo. Para que el día de mañana cuando ellos salgan a trabajar no sea por preocupaciones de dinero sino para usar su tiempo en ser felices. El tiempo puede dar dinero pero el dinero no puede dar tiempo.

El tiempo es un recurso no renovable pero el dinero puede dar más dinero. Como una semilla que se planta y da un árbol que da frutos. Y esos frutos vuelven a traer semillas para volver a plantar árboles. Que el día de mañana pueden ser un refugio para nuestros hijos y ¿por qué no? Ellos seguirán plantando en nuestra línea temporal.

Siempre entra y sale dinero, ¿por qué no automatizar lo que vuelve a entrar? Soy una convencida de que la pobreza en el mundo se puede erradicar y uno de los primeros pasos para lograrlo es aprender finanzas personales en familia. No educar, sino aprender juntos.

Hace 10 años estábamos internados en esta misma fecha y no es casualidad estar arriba de este escenario compartiendo estas cosas. Estamos cumpliendo 10 años de segunda oportunidad y increíblemente el accidente fue una de las mejores cosas que nos pudo pasar. Nos transformó, nos despertó.

No volvimos un equipo pero qué genial que esa no sea la única manera que existe para despertar. Así que con todo esto, juntos en familia, a partir de este momento dejemos de decorar la jaula y comencemos a ser libres.

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En resumen:

Aprendí que es fundamental hacer trabajar nuestro dinero por nosotros para tener libertad financiera. También comprendí la importancia de modificar nuestras palabras acerca del dinero y transmitir estos conocimientos a nuestros hijos desde temprana edad.

Aprender finanzas personales en familia nos permite retener, gestionar e invertir nuestro dinero para asegurar un futuro próspero sin preocupaciones económicas.

La pobreza se puede erradicar si todos aprendemos sobre finanzas personales desde casa. No necesitamos esperar a que las escuelas enseñen esto, podemos ser los primeros maestros y guías financieros para nuestros hijos.

Dejemos atrás la inercia financiera y empecemos a construir nuestra libertad económica. No decoraremos más la jaula, sino que nos convertiremos en aves libres.

¡Es hora de despertar y vivir una vida llena de prosperidad financiera!

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