La Magia del Cine: Transformando Sociedades con el Séptimo Arte
¿Te has imaginado alguna vez cómo el cine puede transformar la perspectiva de una sociedad? En una charla TEDX, descubre cómo el séptimo arte tiene el poder de generar cambios significativos en nuestra realidad.
Descubre cómo el cine puede convertirse en una poderosa herramienta de transformación social. Prepárate para sumergirte en el mundo del cine y descubrir su impacto duradero.
¿Alguna vez te has preguntado por qué nos gusta ver películas? ¿Por qué el cine tiene el poder de hacernos reír, llorar e incluso enojarnos con personajes que no conocemos? La respuesta es simple: las emociones. El cine se basa en las emociones, desde los sentimientos que los personajes nos transmiten hasta las historias que los cineastas aspiran a contar. Todos aportamos un ingrediente para hacer del cine el vehículo por excelencia de emociones.
Descubriendo mi pasión por contar historias
Desde muy niña supe que quería contar historias, pero fue cuando descubrí que cualquier cosa que pudiera imaginar podía ser plasmada en una pantalla de cine, cuando me di cuenta de que lo que realmente quería era hacer películas.
Años después, durante mi universidad y en mi primera clase de guiones, escribí un cortometraje llamado “Lágrimas en la piel”. Estaba orgullosa de mi trabajo y lo entregué a mi profesora con entusiasmo. Sin embargo, ella me devolvió el guion tal cual y me dijo: “Antes de atreverte a escribir, investiga bien”. Mi historia estaba llena de prejuicios y pensamientos erróneos coherentes con mi ignorancia sobre el tema. Mis privilegios habían hecho que contara la historia desde una sola perspectiva: la mía.
Aprendiendo lecciones importantes
A lo largo de los años, la vida me regaló lecciones valiosas. Tras el golpe de estado del 2009, defendí fervientemente lo sucedido, pero el universo me mostró una realidad distinta. Trabajando en medios de comunicación y emprendiendo mi propia compañía, conocí realidades muy lejanas a las mías pero también muy cercanas que desconocía. Comprendí que mis prejuicios y privilegios me habían cegado para percibir la realidad de manera justa y auténtica.
El cine dejó de ser solo una aspiración profesional para mí. Liderar una compañía productora dejó de ser solo un quehacer y contar historias se convirtió en un propósito superior en mi vida.
La importancia del cine documental
Participé en mi primera película documental llamada “Olancho”. Esta narra la historia de un compositor de narcocorridos que debe huir del país tras ser amenazado por un cartel. Temas como el narcotráfico, la violencia y la emigración son abordados en esta película con cientos de matices, al igual que los seres humanos somos diversos.
No importa qué tan alejados estemos de la realidad plasmada en una película, las emociones siempre lograrán conectarnos. El temor a perder nuestra vida, tener que recorrer caminos peligrosos para salvaguardarnos o anhelar una segunda oportunidad son sentimientos universales.
Conectando a través del cine
Una anécdota especial ocurrió después de presentar “Olancho” en un festival internacional. Realizamos una proyección especial para exiliados hondureños. Aunque sus razones de exilio eran diferentes a las del protagonista de la película, Manuel, logramos tener una conversación catártica. Risas, llantos, anécdotas y melancolías se entrelazaron en una conversación que trascendió cientos de kilómetros. Atendiendo a la desolación que trae consigo la migración y la impotencia de saber que el destino de tu vida está en manos de personas que prefieren la violencia como método principal para resolver problemas.
Después, tuve otra oportunidad para expandir mi percepción al producir un documental sobre la lucha de los pueblos originarios por la defensa de los recursos naturales en Honduras. Conocer a Berta Cáceres y entender su visión y perseverancia fue impactante. Me di cuenta de cuán invisibilizadas han sido estas historias durante décadas en nuestro país.
El poder del cine
Nuestro cine ha sido una herramienta para conversaciones incómodas, reivindicativas y sanadoras. Ha registrado hitos sociales y políticos que impactarán nuestro futuro. También nos ha llevado al pasado para rescatar historias borradas por dictadores impunes e injusticias toleradas.
El cine tiene el poder de cambiar voces e impulsarnos a componer injusticias en nuestras ciudades. Puede inspirarnos a actuar altruistamente y mejorar el mundo que nos rodea.
Sueños convertidos en realidad
Sueño con construir un puente interno que permita explorar nuevas perspectivas y ayudarnos a mejorarnos como humanidad. Sueño con cambiar leyes en mi país a través del cine, al igual que sucedió en Chile con la película “Los niños de Maíz Verde” que modificó leyes para garantizar una vida digna para todos los ciudadanos.
Invito a todos a ver películas locales y extranjeras que les permitan conocer realidades diferentes, personajes incómodos y soluciones alternativas. El cine nos brinda un lugar seguro para explorar nuevos caminos y realidades distantes o cercanas a las nuestras.
Pero sobre todo, los invito a ser héroes en la vida real. A elevarnos a nosotros mismos y admirar a aquellos que nos rodean. A actuar de manera altruista y buscar mejoras tanto dentro de nosotros mismos como en el mundo que nos rodea.
El cine tiene el poder de emocionarnos, conectarnos e inspirarnos. Es una herramienta poderosa para generar conversaciones, romper prejuicios y cambiar realidades injustas. A través del cine podemos explorar nuevas perspectivas, conocer historias reales y sentir empatía por aquellos cuyas voces han sido silenciadas durante mucho tiempo.
Sueño con seguir contando historias que impacten positivamente en nuestra sociedad. Sueño con construir puentes entre culturas, abrir mentes y fomentar cambios significativos. El cine puede no cambiar el mundo por sí solo, pero puede cambiar nuestra forma de verlo y motivarnos a tomar acción para crear un futuro mejor.
Así que te invito: ¡ve más allá del cine convencional! Explora nuevas perspectivas, conoce historias diferentes y sé el cambio que quieres ver en el mundo.
¡Muchas gracias!
