Pintando sueños: Descubre la Eudaimonía
Descubre cómo el concepto de Eudaimonía puede ayudarte a alcanzar una vida plena y significativa. ¡No te lo puedes perder!
Hola, ¿alguna vez te has planteado qué es lo que realmente te hace feliz? Me llamo Miriam Molina y hoy quiero compartir contigo algo que he descubierto a través de una charla Tedx. En este video, el autor nos invita a reflexionar sobre nuestras pasiones y cómo encontrar nuestra propia felicidad.
La importancia de seguir nuestros sueños
Desde muy pequeños, solemos tener claras nuestras aspiraciones y deseos. Recuerdo cuando era niña, con tan solo 5 años, mi abuela me hizo un disfraz de mi superhéroe favorito: la Mujer Maravilla. Según cuentan mis padres, era una niña llena de energía, siempre jugando en los columpios y soñando con volar. Pero en lugar de ser la Mujer Maravilla real, era más bien una “dura para dormir”, como decía mi mamá. Cuando me mandaban a la cama, yo decía que no tenía sueño y ella me sugería pintarlo. Yo pensaba: “¿Cómo se supone que pinte un sueño si está dentro de mi cabeza?”
Más adelante en la vida llega ese momento crucial en el que nos preguntan qué queremos ser cuando seamos grandes. A los 7 años yo quería ser como mi mamá: una madre fuerte capaz de mandar a sus hijos a dormir sin problemas. En esa etapa aún no tenemos prejuicios o limitaciones impuestas por otros; simplemente seguimos nuestros corazones y fantasías.
El descubrimiento del arte
A los 9 años tuve mi primer encuentro con el arte en una exposición de arte contemporáneo. Hasta ese momento, pensaba que el arte se limitaba a lo sacro o a las pinturas en las iglesias. Pero cuando vi las obras de Salvador Dalí y Alexander Calder, entendí que eran genios. Cada uno creó su propio lenguaje artístico y formas de plasmar sus sueños en la pintura y la escultura respectivamente. Dalí pintaba mundos oníricos, mientras que Calder rechazaba la idea de que las esculturas fueran estáticas, afirmando que el arte debía moverse.
En este punto quiero presentarte un término interesante: “eudaimonia”. Aunque es una palabra antigua de origen griego utilizada por filósofos como Aristóteles y Séneca, sigue siendo relevante hoy en día. Se compone de dos palabras más pequeñas: “eu” (bueno) y “daimon” (espíritu). En su conjunto, representa la felicidad del florecimiento humano, el sentido y propósito de vida, el autodescubrimiento y el fluir en aquello que nos apasiona.
La búsqueda del eudaimonia
Cada persona encuentra su propia felicidad en actividades diferentes. Para mí, esa actividad es la pintura; para ti puede ser pescar, cocinar o defender los derechos humanos. La clave está en participar activamente en un círculo virtuoso: soñar, visualizarlo, actuar y convertirse en virtuoso repetidamente. Las personas que hacen lo que les gusta y disfrutan con ello son creativas e innovadoras.
Personalmente, encontré mi eudaimonia en el arte del retrato. Aunque es una actividad milenaria con siglos de historia, no es nada fácil. Un retrato implica enfrentarse a un lienzo en blanco y construir desde cero cada detalle: puntos, líneas, planos, volúmenes, rasgos faciales, sombras y luces. Es un proceso lleno de fracasos y desafíos constantes entre el pintor y su obra.
El impacto del 2020
El año 2020 marcó un antes y un después en nuestras vidas. Como muchos otros, tuve que cancelar mis clases de pintura debido al confinamiento causado por la pandemia. En ese momento me planteé hacer una pequeña colección que explorara lo que estábamos viviendo. Recuerdo las noticias diciendo que no había suficientes cubrebocas adecuados para toda la población en México.
Más allá de la ansiedad que esto nos generó a todos como mexicanos creativos, comenzamos a fabricar cubrebocas caseros con todo tipo de materiales y colores imaginables. Aprendimos a reconocernos sin vernos realmente: los ojos se convirtieron en nuestra principal forma de comunicación visual.
La magia del retrato
Pero dejando atrás los cubrebocas por un momento, quiero compartir contigo una historia especial sobre un solo retrato. En 2019 hice un retrato como regalo para mi sobrina cuando cumplió su primer año y también fue bautizada ese día. Pensé que era más bien un regalo para sus padres, pero me sorprendió gratamente ver cómo una niña de tan solo un año se reconoció a sí misma en el retrato. Fue como si le hubiera regalado un espejo y su reacción fue impresionante.
Esta experiencia me hizo darme cuenta de que los retratos tienen un poder único: permiten a las personas verse y celebrarse a sí mismas. A lo largo del tiempo, he visto cómo el retrato puede provocar emociones intensas en aquellos que lo reciben. No importa cuánto tiempo lleve hacerlo o cuántos fracasos haya en el proceso, al final vale la pena cuando ves esa reacción de reconocimiento y alegría.
La superación personal
Sin embargo, la vida también nos presenta desafíos y momentos difíciles. En mi caso, perdí a mi sobrina y ese dolor ha sido abrumador para mi familia. El duelo nos afecta profundamente e incluso llegué a plantearme abandonar la pintura y los retratos. Pero al ver nuevamente su retrato, recordé que ella quería que siguiera adelante y no abandonara mi pasión.
Coincidentemente, ese mismo día recibí un correo electrónico esperado desde hacía mucho tiempo: ¡había sido aceptada para una beca! Había solicitado una oportunidad para estudiar retrato con uno de los mejores pintores del mundo: Eloy Morales. Era un sueño hecho realidad después de años de espera.
Así que decidí tomar este curso de retrato mientras lidiaba con mis emociones encontradas por la pérdida familiar y las expectativas del viaje. Y déjame decirte que ese curso cambió mi visión sobre la pintura para siempre.
El llamado a la búsqueda de nuestra felicidad
En resumen, quiero invitarte a buscar tu propia eudaimonia, aquello que te hace realmente feliz. Si aún no has descubierto cuál es tu pasión, te animo a buscar dentro de ti y preguntarle al niño o niña de 7 años que una vez fuiste qué querías ser cuando crecieras. Encuentra esa actividad en la cual fluyes y participa activamente en un círculo virtuoso: sueña, visualiza, actúa y conviértete en virtuoso repetidamente.
No importa los obstáculos o fracasos que encuentres en el camino. Recuerda que el retrato puede ser una metáfora de la vida misma: enfrentarse a un lienzo en blanco y construir desde cero cada detalle hasta crear algo hermoso. Así como cada trazo y sombra se suman para formar un retrato único, cada experiencia y desafío nos moldea y nos acerca más a nuestra verdadera felicidad.
Así que sigue buscando tu eudaimonia, sigue luchando por tus sueños y nunca olvides celebrarte a ti mismo/a. Porque al final del día, lo más importante es encontrar esa chispa interior que nos impulsa a vivir plenamente.