Razones impactantes para no usar cinturón de seguridad

Descubre las ideas transformadoras de Andrés Vallejo sobre la vialidad y el transporte en esta apasionante charla TED. No te lo puedes perder.

Descubriendo la importancia del cinturón de seguridad

[Risas] y un cinturón de seguridad cuando me subo a un auto dentro de la ciudad mi mamá me decía que no lo hacía por resabiada a menudo que encuentro la misma reacción si es que no es por pereza o por rebeldía porque alguien quisiera no poner ese cinturón de seguridad ya no alcancé a explicárselo a mi mamá pero voy a intentar justificarme con ustedes si es que me va bien tal vez e inclusive se me une alguien del público más importante quizá logre que se cuestionen toda la filosofía de seguridad que está detrás del uso del cinturón de seguridad de la política pública de movilidad al inicio yo tampoco tenía claro por qué no me abrazaba el cinturón o sea que si era porque sabía lo mismo parece tal vez empecé a entenderlo el yen que mi hermano me prestó su volkswagen escarabajo de los años 70 qué sorpresa fue para mí la sensación el feeling de manejar este auto para empezar mi vista estaba a la misma altura que la altura de los peatones e inclusive un poquito más abajo por las ventoleras se acuerdan esas ventanitas triangulares que había no de autos que era siempre lo primero que se rompía ventolera se filtraba el viento y los ruidos de la calle para curvar había que hacer fuerza y el volante transmitía la vibración…

La evolución en materia de seguridad vial

Los avances en materia automotriz han sido notorios en las últimas décadas, especialmente en lo que respecta a la seguridad vial. Hasta mediados del siglo pasado, el enfoque principal para reducir los accidentes de tránsito estaba centrado en la educación y sanciones a los conductores considerados temerarios. Sin embargo, todo cambió en los años 60 cuando se comenzó a tomar conciencia de que los choques eran inevitables y se priorizó la protección de los ocupantes dentro del vehículo.

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En 1966, Estados Unidos estableció la obligatoriedad de elementos de seguridad como cinturones de seguridad, parabrisas laminados y cámaras reforzadas para los ocupantes. Estos cambios fueron el resultado del programa de evaluación de automóviles nuevos, que introdujo pruebas de choque para evaluar su efecto en los ocupantes. A partir de entonces, las calificaciones de seguridad comenzaron a pegarse en los parabrisas para que los consumidores pudieran elegir el auto más seguro.

Este cambio significativo marcó un antes y un después en la forma en que se entendía la seguridad vial. La industria automotriz empezó a poner mayor énfasis en ofrecer sofisticados elementos de seguridad para satisfacer las demandas cada vez mayores de los clientes. Sin embargo, esta lógica también llevó al aumento del tamaño y peso de los vehículos, lo cual generó nuevas problemáticas.

El impacto negativo del tamaño excesivo

A pesar del confort y la sensación aparente de seguridad que brindan estos vehículos grandes y acorazados, su tamaño excesivo representa un peligro latente para otros actores de las calles. Por ejemplo, si un peatón es atropellado por un todoterreno, tiene de dos a tres veces más probabilidades de morir en comparación con ser atropellado por un auto pequeño.

Además, estos vehículos generan una sensación de aislamiento del exterior debido a su diseño enfocado en el confort y la comodidad. Esta falta de conexión con el entorno puede llevar a los conductores a percibir menos la velocidad y aumentar así el riesgo de accidentes. La velocidad es uno de los factores determinantes en la letalidad de los choques: mientras que a 30 km/h la probabilidad de muerte para un peatón es menor al 10%, esta cifra se eleva a más del 50% cuando el auto circula a 50 km/h y casi alcanza el 100% a una velocidad de 90 km/h.

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La paradoja del aumento en seguridad vial

A lo largo del tiempo, se ha observado que, pese al desarrollo tecnológico y las mejoras en seguridad dentro del automóvil, las estadísticas no muestran una disminución significativa en los accidentes viales. A nivel mundial, mueren aproximadamente 1.35 millones de personas cada año debido a accidentes viales, y entre 20 y 50 millones quedan gravemente heridas o discapacitadas.

En Estados Unidos, incluso durante la pandemia del año pasado con restricciones severas al tránsito, se registró el mayor número de muertes en las calles desde hace casi un siglo. Mientras tanto, las muertes entre conductores y pasajeros han permanecido constantes, pero las de peatones y ciclistas continúan en aumento.

En Ecuador, desde el año 2000 hasta 2019, los accidentes de tránsito han más que duplicado, alcanzando casi 4000 muertes al año. Para los jóvenes entre 12 y 17 años que no conducen, los accidentes viales son la principal causa de muerte. Es alarmante pensar que un cuarto de todos los jóvenes fallecidos en el país en 2019 fueron víctimas de la violencia vial.

La necesidad de repensar nuestras calles

Es evidente que el actual modelo automovilístico no está funcionando como debería. Los carros cada vez más grandes y seguros para sus ocupantes generan un abismo en la vulnerabilidad entre diferentes actores viales. El temor a compartir espacio con estos vehículos ha llevado a una segregación del espacio público y ha limitado la movilidad de niños y adultos mayores.

Sin embargo, existen soluciones viables para mejorar esta situación sin depender únicamente de avances tecnológicos costosos. Una alternativa es reducir el tamaño y peso excesivo de los vehículos para hacerlos más eficientes y ágiles. Además, es fundamental promover una mayor conexión con el entorno eliminando barreras visuales como ventanas o parabrisas.

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No debemos olvidar que muchas ciudades alrededor del mundo ya están adoptando políticas basadas en la “Visión Cero”, donde se busca eliminar por completo las muertes en las vías públicas. Estos modelos priorizan la peatonización de los centros urbanos y la disminución del protagonismo del automóvil en las políticas públicas.

Un ejemplo claro de lo que podrían ser nuestras calles se encuentra en la ciudad de Quito, donde todos los domingos se lleva a cabo el “Ciclopaseo” con más de 50.000 personas atravesando la urbe sin incidentes graves. Esto demuestra que es posible lograr espacios libres de miedo y fomentar una movilidad más segura para todos.

La charla TEDx impartida por Andrés Vallejo nos invita a reflexionar sobre la importancia del cinturón de seguridad y cómo ha evolucionado el concepto de seguridad vial a lo largo del tiempo. Aunque los avances tecnológicos han brindado mejoras significativas en cuanto a protección dentro del vehículo, no hemos logrado reducir las cifras alarmantes de accidentes viales.

Es necesario repensar nuestras calles y buscar soluciones que promuevan una mayor igualdad en términos de vulnerabilidad entre los diferentes actores viales. La adopción de políticas basadas en la “Visión Cero”, como la peatonización y la disminución del protagonismo del automóvil, pueden ser clave para lograr un entorno seguro y libre de miedo.

No podemos permitir que el tamaño excesivo y el confort absoluto nos alejen cada vez más del mundo exterior, poniendo en riesgo nuestra propia seguridad y la vida de otros. Es hora de transformar nuestra forma de movilizarnos, priorizando una convivencia armónica entre todos los usuarios de las calles.

El camino hacia una movilidad más segura y sostenible está en nuestras manos. Hagamos uso de soluciones económicas, rápidas y garantizadas para reducir la vulnerabilidad en nuestras calles y construir un futuro donde todos podamos disfrutar de espacios libres de miedo.

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